Fortaleciendo la capacidad de adaptación de los caficultores mesoamericanos ante los cambios globales
Hay aproximadamente 300,000 productores de café en Centroamérica y otros 280,000 en México, los cuales en su gran mayoría son pequeños agricultores con menos de 5 hectáreas de tierra en producción que dependen principalmente de la mano de obra familiar.
Este frágil pero importantísimo sector productivo se ha visto sacudido en los últimos años por eventos de naturaleza global, relacionados con una caída drástica de los precios y con eventos climáticos extremos, que han evidenciado una alta vulnerabilidad en la región y que han presentado una serie de retos no sólo para los caficultores sino para el sector público y privado encargado de brindar apoyo a estos productores.
Estos retos evidencian la necesidad de realizar una evaluación sistemática del sector cafetalero en la región y de su reacción ante las recientes crisis de nuevos e inesperados cambios en la economía mundial y en las condiciones ambientales derivadas de un cambio climático.
¿A qué problemas nos enfrentamos?
Los agricultores están directamente vinculados a las cadenas de valor globales , las cuales los exponen a una volatilidad significativa en los precios.
Durante el período 2000-2003, se dio una disminución del 44% de las ganancias producto del comercio del café en la región, y la pérdida de empleo de medio millón de jefes de familia como resultado de la caída de los precios de café en los mercados globales. Las consecuencias para la seguridad alimentaria y la pobreza en las zonas rurales fueron graves. La producción de café no sólo está relacionada con el bienestar social en las zonas rurales, sino también con los servicios ambientales regionales, ya que el cultivo tradicional de café bajo sombra crea condiciones que ayudan a mejorar la biodiversidad, el secuestro de carbono, la regulación de ciclos hidrológicos y la reducción de la erosión del suelo. Estos servicios ecológicos ya están amenazados no solamente por problemas socio-económicos, sino también por el cambio climático global y los eventos extremos hidrometeorológicos que ya están afectando con más frecuencia la zona.
Frente a estas condiciones, mantener la viabilidad y sostenibilidad de los medios de subsistencia requiere que los agricultores tengan acceso a información y puedan apoyarse en una organización social sólida, lo cual involucra una serie de arreglos institucionales entre los hogares, organizaciones de la sociedad civil, sector privado y agencias gubernamentales.
¿Cuáles son los principales motores de cambio para los caficultores?
El principal motor de cambio, en el sector cafetalero de Mesoamérica, ha sido las nuevas oportunidades de mercado que han surgido de la transformación de un sector caracterizado por una intervención del Estado relativamente fuerte, a un sector en el que un gran número de organizaciones no gubernamentales y agentes del sector privado compiten, y a la vez colaboran, en la formación de nuevas cadenas de valor del café. Además del constante aumento en la participación de los agricultores en procesos de producción orgánica y de comercio justo, la presencia de nuevos actores y oportunidades ha dado lugar a una mejora de precios, una mayor atención a la calidad del café, y en general, a una mayor diversidad de los servicios y programas de apoyo para los pro- ductores en toda la región.
Por otro lado, el sector también ha sido sacudido en la última década por una serie de efectos negativos incluyendo eventos climáticos extremos (huracanes, sequías, deslizamientos de tierras), la disminución de la calidad del suelo y la volatilidad en los precios nacionales e internacionales. El conjunto de estos factores ha creado un entorno de alto riesgo y fuerte incertidumbre para los productores de café en la región.
¿Cuál ha sido la respuesta de los caficultores ante estos cambios?
Las respuestas exitosas de los agricultores a estos cambios se pueden agrupar en tres categorías:
1. Cambios en las prácticas agrícolas dirigidos a reducir costos, mejorar la fertilidad del suelo o a reunir criterios de sostenibilidad ambiental para entrar a nuevos mercados.
2. Organización social, necesaria para que los pequeños productores puedan acceder a nuevos mercados, nuevas tecnologías o programas de apoyo, o para ser parte de una red local de apoyo para recuperarse o responder de una mejor forma a los cambios globales.
3. La gestión de nuevas estrategias de mercado para dar a conocer y desarrollar el valor social y medioambiental de sus productos.
Los caficultores también han desarrollado otras respuestas, incluyendo la diversificación hacia actividades no agrícolas, la adopción de nuevos cultivos más rentables, la disminución del área dedicada al cultivo de café, la reducción de la mano de obra e insumos agrícolas y la migración hacia centros urbanos o países desarrollados.
¿Cuáles son los puntos de intervención para facilitar la adaptación?
El desafío para desarrollar una política que aumente la sustentabilidad en el sector es lograr:
1. Mantener los sistemas de vida: buscar que los hogares no se vean seriamente afectados por las tendencias más negativas del sector.
2. Gestionar capacidades: permitir que los productores aprovechen al máximo las nuevas oportunidades que se puedan presentar, ante los cambios globales.
3. Fortalecer los recursos: apoyar la base de recursos sociales, naturales y económicos para darles sostenibilidad a los hogares, mientras se fortalece su capacidad de adaptación a la crisis económica y a los cambios ambientales.
¿Cuáles son las capacidades que han permitido una mejor respuesta?
Los hogares dependen de una diversidad de bienes y normas propias para generar sus respuestas ante los cambios en el corto y largo plazo. Los bienes más críticos son el capital humano (por ejemplo, conocimientos o experiencias), los recursos financieros y el capital social.
1. El capital humano es el conocimiento y la experiencia de los productores para responder a las nuevas exigencias del mercado, para aprovechar el capital natural de los sistemas de producción y así tener una mayor capacidad de adaptación ante los desastres naturales.
2. Los recursos financieros como la disponibilidad de crédito, la recepción de ayudas externas, la disponibilidad de seguros y la diversificación de fuentes de ingresos, permiten a los hogares modificar prácticas de producción e invertir en nuevas oportunidades, así como recuperar infraestructura y recursos naturales.
3. El capital social, y concretamente la capacidad de organización, es vital dada la pequeña escala de producción y la demanda intensa de información acerca del mercado, a fin de que los pequeños agri- cultores puedan acceder a los servicios técnicos, al financiamiento y a nuevos mercados.
¿Cómo enfocar las nuevas políticas para el sector cafetalero?
Nuestra investigación muestra que muchas familias cafetaleras aún ven al sector público como un apoyo para mantener los precios y para proveer servicios técnicos, a pesar de que el papel del sector público se ha reducido considerablemente desde principios de 1990. Por tanto, existe una fuerte necesidad de fortalecer el liderazgo del sector público en el establecimiento de un marco político que permita mejorar la gobernanza del sector cafetalero.
Se requieren políticas para fortalecer las capacidades de adaptación a los cambios globales, vinculando el conocimiento autóctono
sobre adaptación con los mecanismos financieros y la organización social necesaria para su implementación.
Manejo del conocimiento, combinando la asistencia técnica pública y privada, para desarrollar las capacidades de los agricultores en cuanto a su acceso y interpretación de la información del mercado y para apoyarles en desarrollar prácticas de conservación de suelo, manejo de sombra y selección de variedades y cultivos complementarios de tal forma que puedan adaptar sus sistemas de producción a las nuevas demandas del mercado y al cambio climático. Evidencias de campo también muestran la importancia de promover el conocimiento local a través de la inversión en los jóvenes de las comunidades.
Mecanismos financieros para mejorar la estabilidad financiera y la liquidez de los agricultores, incluyendo mecanismos de seguros para amortiguar los impactos relacionados con la variación de precios y de clima. Los programas de micro-crédito se deben orientar de tal forma que ayuden a los agricultores a afrontar los riesgos económicos que resultan de la experimentación con cultivos alternativos, nuevas variedades de café o incursionar en sistemas de producción orgánica.
Capital social fortaleciendo la organización local para hacer posible que las familias rurales tengan acceso a los recursos y al conocimiento necesarios para adaptarse. Esta organización provee las estructuras a través de las cuales el gobierno puede ofrecer apoyo de manera más eficaz. También, es importante conformar una sólida red social de productores, agrónomos y especialistas en comercialización que busquen desarrollar nuevas oportunidades de producción, provisión de servicios ambientales y adaptación al cambio climático.
Autores: Hallie Eakin, ASU, hallie.eakin@asu.edu
Edwin Castellanos, Univ. del Valle de Guatemala, ecastell@uvg.edu.gt • Jeremy Haggar, CATIE, jhaggar@ibw.com.ni
Este proceso fue financiado por el Pacific Rim Research Program de la Universidad de California y el Inter American Institute for Global Change Research (IAI), beca CRN 2060. El IAI a su vez es apoyado por el National Science Foundation de los Estados Unidos de América (Grant GEO-0452325).
Sin embargo, el contenido de este documento no refleja forsozamente las opiniones y posiciones de los financiados