Gobiernos y científicos pueden estar igualmente preocupados por el cambio ambiental global, pero sus intereses – y tiempos de acción – no son los mismos. Mientras los gobiernos tienden a concentrarse en los efectos de corto plazo y los impactos locales de los fenómenos globales, los científicos son reacios a involucrarse en especulaciones acerca de las consecuencias específicas de las tendencias ambientales de gran escala. ¿Cómo podemos comunicarnos y traducir el conocimiento de dichas tendencias en políticas públicas? Este libro examina la cantidad cada vez mayor de instancias en las que gobiernos y científicos participaron en proyectos de investigación que tienen por objeto brindar información para decisiones políticas. El libro evalúa también estas experiencias y analia sus implicancias para la cooperación en el futuro.
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