Por Sofía Velásquez
Una serie de iniciativas en América Latina se han emprendido recientemente con el objetivo de asegurar un futuro más sostenible en el contexto de la crisis climática.
El 17 de enero, Chile se convirtió en el primer país que ha ratificado el Tratado Global sobre los Océanos de la ONU, que busca proteger y preservar la biodiversidad marina en aguas internacionales. Las aguas internacionales, es decir, aquellas que no están controladas por ningún Estado, representan 2/3 de los océanos. Hasta ahora, no han contado con un instrumento de protección. Casi 10% de las especies marinas están en peligro de extinción. De ser ratificado por un mínimo de 60 países, este tratado regulará el impacto ambiental de las actividades en aguas internacionales y facilitará la cooperación entre países en tecnología marina.
Asimismo, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, entre 2023 y 2024 habrá convocado un total de seis convocatorias para financiar proyectos sostenibles de campesinos, comunidades indígenas, negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras y la ciudadanía en general. Para los pueblos indígenas hay también un enfoque especial en asistir la gobernanza de sus territorios y la conservación de los mismos. En total, el ministerio destinará 2,13 billones de pesos colombianos a estos proyectos.
Por su parte, distintas fundaciones y ONGs de Argentina, Bolivia y Chile. crearon la Alianza por los Humedales Andinos para promover su protección y conservación a fines del año 2023. Los humedales andinos y altoandinos son ecosistemas de alto valor ambiental y social de alto valor ambiental y social, incluyendo salares, lagos y lagunas, aguas termales y géiseres, bofedales, y turberas. Estos mantienen una diversidad biológica importante y que muchas veces es el único hábitat de algunas especies, además de prestar servicios ecosistémicos a las personas.
Finalmente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se ha comprometido a triplicar la financiación climática para América Latina en la próxima década. Esto significaría un importante aporte para la mitigación del cambio climático en una región que se enfrenta a múltiples desafíos medioambientales y que necesita una mejor preparación para adaptarse a los cambios y moverse hacia la sostenibilidad. Se preveé que serán 150.000 millones de dólares los que el BID entregará para proyectos de energías renovables, conservación amazónica y forestal, transición económica justa, entre otros.
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