La deforestación y los incendios forestales amenazan la resiliencia de los ecosistemas amazónicos, los servicios ecosistémicos críticos que proporcionan y la salud y el bienestar de millones de personas que residen en la región. El equipo de investigación de un proyecto del IAI: MAP-Fire, en colaboración con el proyecto del Consejo Nacional Brasileño para el Desarrollo Científico y Tecnológico Acre-Queimadas, publicó dos informes sobre la calidad del aire de 2019 y las áreas quemadas en el Estado de Acre, Brasil, en la Amazonía Suroeste.
Los investigadores analizaron datos de 30 sensores de calidad del aire en 22 municipios del estado de Acre. Sus resultados muestran que en 2019, hubo 21 días en Acre en los cuales los niveles de contaminación del aire superaron el límite máximo diario recomendado por la Organización Mundial de la Salud. La pobre calidad del aire fue asociada a los incendios de 2019, que quemaron un área de 1.802 km2, un 80% más que la que fue quemada en 2018 en Acre.
La inhalación de aerosoles a partir de incendios tiene el potencial de afectar negativamente la salud humana. La exposición al humo de los incendios forestales incrementa el riesgo a enfermedades y muerte por complicaciones respiratorias y cardiovasculares. En el contexto actual de la pandemia del COVID-19, una enfermedad viral que causa complicaciones respiratorias, la exposición a humos podía potencialmente exacerbar la severidad de los síntomas.
Los humos de los incendios forestales pueden alcanzar vastas regiones geográficas dependiendo de patrones del viento. Por esta razón, los resultados de este estudio son relevantes para la salud de una población en los alrededores de las áreas amazónicas quemadas. Los investigadores están trabajando actualmente para generar informes similares para Perú y Bolivia.
Los incendios forestales en esta área resultan de una combinación de condiciones hidroclimáticas y la presión humana para deforestar la tierra, generalmente para ganadería y agricultura. Los incendios están impulsando la reducción de las reservas de carbono del Amazonas y la biodiversidad, a la vez que contribuyen a las emisiones de gas invernadero que causa el calentamiento global.
Aunque no es la primera vez que la calidad del aire en la zona se deteriora debido a los incendios, es la primera vez que los impactos en la calidad del aire se miden in situ a través de un esfuerzo de colaboración de agencias gubernamentales, universidades y otras instituciones apoyadas por este proyecto del IAI.