Chile supera el 38% de generación eléctrica con energías renovables y proyecta un futuro aún más sostenible
En los primeros cinco meses de 2024, Chile alcanzó casi un 39% de generación eléctrica a partir de fuentes limpias. El 6 de mayo a las 14h00 se llegó a un hito de producción en que la energía solar generó el 71,8% mientras que la eólica, un 21,9% de la electricidad del país. Además, según la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA), el país tiene más de 7 GW de almacenamiento en pruebas y en distintas fases de construcción que se conectarán al Sistema Eléctrico Nacional en los próximos meses.
El aumento en producción ha creado también la necesidad de almacenar esta energía. En Chile, durante la mitad del año, el sol se pone a la misma hora en toda la delgada extensión de tierra que ocupa en la costa de Sudamérica, lo que crea una necesidad inmediata de almacenamiento de energía. Cuando la energía se almacena, se puede decidir cuándo usarla, es decir, se pueden equilibrar los momentos de oferta y demanda.
El almacenamiento de energía en baterías es eficiente, pero a muy corto plazo. Pero al menos permite almacenarla en día de alta producción y liberarla en la noche. Al momento, esto se realiza en baterías de iones de litio, que son las más eficientes del mercado, pero se espera que pronto estén disponibles alternativas de plomo o sodio.
Beneficios para la población
Según el programa Comunicación en cambio climático de la Universidad de Yale, el 91% de chilenos opinan que el gobierno debe considerar el cambio climático como prioridad. Además de concentrar esfuerzos en la mitigación del cambio climático y la sostenibilidad, una gran ventaja del uso de energías renovables es la disminución de la contaminación ambiental. Prevenir la contaminación del aire tiene un impacto directo en la salud; según un estudio, los ingresos hospitalarios por enfermedades respiratorias han disminuido en Chile con el aumento en el uso de energías renovables.
Adicionalmente, el interés por desarrollar el sector de energías más limpias ha conllevado a una creciente atención a las disparidades de género. Solo el 23% de los trabajos en el sector energético de Chile está ocupado por mujeres. En 2018, el gobierno chileno inauguró el programa Energía +Mujer con el fin de promover la equidad y mejorar la diversidad en un campo que ha sido tradicionalmente dominado por hombres. La iniciativa ofrece a las empresas herramientas para disminuir las brechas de género en el entorno laboral y proporciona a las mujeres oportunidades de mentoría y networking. Igualmente, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, para el desarrollo de energías limpias y renovables en Chile, el país promueve el pago equitativo y la paridad de género en el sector.
Aunque un 55% de las mujeres en Chile considera que existen diferencias en oportunidades laborales en el sector energético, alrededor del 60% señala que hay una cultura inclusiva que fomenta la igualidad de género y el respeto mutuo en sus lugares de trabajo, las mujeres tienen posibilidades de acceder a puesto de liderazgo, y sus opiniones son tomadas en cuenta de manera igualitaria en la toma de decisiones dentro de sus organizaciones.
Desafíos futuros
Chile se ha convertido en un líder regional en el uso de energías más sostenibles y respetuosas con el ambiente. A pesar de los avances, el sector enfrenta desafíos como la necesidad de mejorar la infraestructura de transmisión y almacenamiento para manejar eficientemente la creciente generación renovable. El país necesita políticas que incentiven la inversión y faciliten la integración de estas energías en el mercado eléctrico, desde la producción hasta el almacenamiento y la transmisión.
La transición a energías renovables no implica que se suspende la extracción de recursos. La producción de litio mediante estanques de evaporación utiliza millones de litros de agua al día, pero el litio se encuentra en los lugares más áridos de Chile. El acceso al agua es fundamental para las comunidades locales y para la diversidad biológica. En el salar de Atacama, en Chile, la minería consume y desvía los escasos recursos hídricos de las comunidades locales. Además, el litio contamina el suelo y por tanto afecta a la flora y la fauna. Por todas estas razones, el gobierno debe buscar alternativas de explotación de este mineral.